Matias Tombolini: “En algún punto, el Gobierno no es ni chicha ni limonada”

Matías Tombolini es un tipo de los medios. Con un porte que le sienta muy bien a cualquier cámara de televisión, la docencia le dio el don de explicar fenómenos económicos a partir de un ejemplo cotidiano, de una escena futbolística, de algún espectáculo de la calle Corrientes.

Su diálogo con Estrategas no es la excepción a la regla: el economista que Wikipedia define tan acertadamente como periodista, expone su posición frente a un Gobierno que piensa que aún no terminó de decidirse, analiza los resultados del dólar, el crecimiento y la inflación.

¿Cómo evaluás los primeros 8 meses de gobierno de Mauricio Macri?

Este gobierno tiene características que tienen que ver con una primera lectura que hace a la decisión de ajustar la macroeconomía en función de desequilibrios que eran evidentes, como el retraso de tarifas o la situación con los fondos buitre. Temas que, de alguna manera, parecían como los grandes asuntos pendientes y que se sobreentendían como tales en la agenda de los tres candidatos con posibilidades en la campaña de 2015. El gobierno de Mauricio Macri eligió un camino determinado para resolver esto, que coincide con las prioridades políticas en función del sesgo ideológico que tiene el gobierno.

En este contexto, uno puede observar para el primer semestre una caída en el consumo de electrodomésticos, artículos de ferretería, de vestimenta, etcétera. El más preocupante es la baja en el consumo de alimentos. Una caída en este sentido, es un dato que refleja las consecuencias de una política económica concreta. Entendiendo que los alimentos son inelásticos al precio y, como grupo de bienes, también lo son a la renta (no es que si ganás más, consumís menos alimentos sino que, a lo sumo, consumís de mejor calidad), este es, a mi criterio, un indicador concreto de la marcha de la economía, que está enfriada.

«NI CHICHA NI LIMONADA»

Me parece que se salió muy bien del cepo, que a los holdouts se les pagó y no había mucha chance de no hacerlo. Pero falta una discusión de fondo, porque el gobierno en algún punto no es «ni chicha ni limonada». La Argentina, siempre y cuando siga teniendo déficit fiscal, tendrá deuda. Puede resolverlo con endeudamiento externo o con emisión monetaria que, en la Argentina, es altamente inflacionaria fundamentalmente porque no tenemos preferencia por nuestra moneda como reserva de valor.

Este gobierno está recibiendo críticas por derecha y por izquierda. Sigue manteniendo una imagen positiva muy alta, a pesar de que el Índice de confianza del consumidor cayó un 29% desde que Macri asumió el mando hasta hoy. Esta diferencia la explico por el «efecto Bianchi»: cuando Carlos Bianchi volvió a dirigir a Boca en 2013, lo hizo con una muy buena imagen, pero los resultados no aparecían, tal como pasa hoy en el país. En general, la Confianza del Consumidor y del gobierno, van acompañadas. Por lo tanto, este gap se debe cerrar en algún momento. Cuando Bianchi renuncia a Boca en 2014, aparece el Vasco Arruabarrena, que trae a Tevez. Ahí Boca empieza a ganar. ¿Cuál es el efecto Tevez del Gobierno? La ley de reparación histórica a los jubilados. Mauricio Macri no anunció esta ley en su campaña, a pesar de que podría haberle sumado votos. Esto me hace pensar que esta ley no es ni más ni menos que la convalidación de que el ajuste fue demasiado fuerte, que contrajo al consumo más de los que se esperaba. Además hay un problema en la llegada de inversiones productivas, que podría ralentizar la recomposición del consumo. Hay que reactivar de alguna manera: el gobierno optó por la obra pública y los haberes jubilatorios para recomponer un consumo debilitado.

Tenemos un gobierno que no es bueno para combatir la pobreza, ya que a eso no se llega subiendo dos fotos a Facebook, pero es bueno para salir del cepo, tomar deuda, controlar el valor del dólar, el blanqueo, etc. Quizás sea por una pertenencia a sectores con los que están bien conectados, que son los que hay que negociar.